Aunque es muy parecido a la amapola silvestre, el lazo de pensamientos es una planta radicalmente distinta. Su ciclo también es anual, pero las flores que nacen de esta planta son de un blanco radiante, y no rojas como las de la amapola. O eso dicen algunos alquimistas, ya que son muy pocos los que han logrado ver su color original.

Debido a su sensible naturaleza espiritual, estas flores tienen la prodigiosa capacidad de impregnarse con el primer pensamiento que tenga el primer ser que se les acerque. Cuando esto sucede, la flor cambia de color, perdiendo su blanco original para volverse del color del pensamiento del que se ha impregnado. Se cree que los pensamientos alegres hacen que la flor adquiera colores vivos y cálidos, y que los tristes le dan un tono apagado y enfermizo. Una vez que la flor se ha empapado de un pensamiento, se satura y pierde su capacidad de absorción. Además, en los libros de algunos herboristas se menciona que, en el proceso de cambio de color, el pensamiento queda atrapado entre los pétalos. De forma que si alguien se comiera la flor podría visualizar en su mente el pensamiento del que se impregnó.

Esta inverosímil idea ha hecho que el lazo de pensamientos sea objeto de infinitud de experimentos de hechiceros y alquimistas durante la historia, con los que pretendían crear poderosas pociones que permitieran leer la mente. Pero si lo consiguieron, nunca se supo. Hay quien incluso cree que esta flor es conocida por algunos de los más experimentados espías de oscuras órdenes secretas, y que la utilizan para extraer información de sus víctimas sin que ni siquiera se den cuenta. Aunque esto no parece muy creíble puesto, que si así fuera, ¿cómo impedirían que la flor se impregnara de sus propios pensamientos?

Etiquetas: flores, herbolario, lazo de pensamientos