Desisto

Una pesadilla persigue mi almohada.
Muerde el dobladillo de la madrugada.

El pulso de mis sueños se ha dormido.
Se marchó, no sé cómo, lo he perdido.

Destilo, en silencio, mi tristeza,
ajada ya la piel de mis fuerzas.

Me visita el fantasma del recuerdo:
últimas perlas de felicidad que albergo.

MáscaraVeo en el espejo mis anhelos rotos
reflejarse en la mirada de unos ojos.

Aguas oscuras por la cama avanzan;
amenanzan con tragarse toda esperanza.

Hacia la superficie nado noche tras noche,
pero no hay amor que me haga salir a flote.

El peso del pasado es un cruel verdugo
que arrastra con él todo al que ata el yugo.

La mella del cansancio me obliga a desistir
y me hundo en la negrura, sonriendo al fin.

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