Alas falsas

Cuentan que había una dama tan bella como la primera flor que se abre después del invierno, y que estaba enamorada de un bravo guerrero. Pero un malvado hechicero que la quería para él la secuestró, encerrándola en su torreón. Sólo la liberaría si el guerrero le traía la lágrima de un dragón negro y el pensamiento de una arpía carmesí. El caballero partió lejos, muy lejos, para encontrar lo que el mago le había pedido, y la dama cada mañana cantaba desde la ventana de la torre mientras esperaba el regreso de su amado.
Destello, brillante verdor de la pradera,
ya llega en el aire la primavera.
Dulce viento que soplas
cantando por las praderas y los valles,
mantén en mí tu mirada
ahora que caminamos por el filo de la espada.
Mi vida, mi amor, dulce luz de la mañana,
espérame, estás tan lejos, siento tu risa tan lejana...
Alas
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