Has tardado en llegar, viajero, pero al final lo has encontrado. Has de saber que este frágil pergamino contiene muchos secretos, secretos que mis plumas atesoran incansables entre infinitas filigranas.

Estás pensando quién soy yo. Tú, que vives rodeado de anhelos, esperando encontrar tu destino, tu lugar, la felicidad. Te lo diré: yo soy el que todo lo ve, el que todo lo sabe, el que todo lo escribe. Gota a gota, palabra a palabra. Sabes que no pienso darte respuestas, y aún así sigues preguntando, como todos los que vivís en Valnessia. Tú no la llamas así, por supuesto, aunque eso no cambia nada. Yo puedo reducirla a un sinfín de palabras, como a todo lo demás. Puedo reducir tu vida a un montón de letras que se entrelazan en el papel con la de muchos otros mientras recorres Valnessia creyendo en tu libre albedrío, medio verdad, medio mentira.

¿Qué es Valnessia? Un crisol. Un lugar donde se funden y mezclan innumerables historias que se repiten una y otra vez, aunque sus protagonistas, como tú, creen que son nuevas y únicas. No puedo negar que en parte tenéis razón. Al fin y al cabo, no hay dos gotas de agua que en el fondo sean iguales.

A veces esas historias se convierten en leyendas. Ésas son las mejores, o, al menos, eso es lo que vosotros creéis. Pero yo sigo condenado a tener que escribirlas, encadenado a este maldito atril. Pon en la fragua del tiempo a miles de personas empuñando el martillo del instinto, y acaban forjando pedazo a pedazo leyendas que cobran vida y misterios que reptan en las sombras, esperando algún corazón valiente dispuesto a resolverlos. ¿Quizá el tuyo?, ya veremos.

Valnessia es arco y espada, es misterio y enigmas, es el hogar de grandes héroes que ignoran que lo son y villanos que se creen con derecho a pisotear a quién se encuentran por delante para conseguir lo que desean. La cuestión es que tú, como cualquiera, puedes tentar a los dioses para intentar apropiarte de un efímero hueco en el libro de la historia.

Esta es la primera y seguramente la última vez que voy a hablar contigo. Mis plumas continuarán su camino a través de los reinos fantaseando con destinos inciertos y cambios venideros que nadie sospecha. Confiados y serenos se hallan aquellos que creen en la invariabilidad de su destino, pero la permanencia de lo que aún está por llegar es una trampa para necios, pues toda moneda tiene dos caras y nadie sabe cuando puede tocarle a uno estar del otro lado.

Este pergamino crecerá día tras día, alimentado por suspiros de tinta y papel, atesorando con avidez todos los secretos de Valnessia lenta pero inexorablemente, amasando leyendas que caerán una tras otra como las hojas en otoño.