Montes de la Niebla

En Brangart Norte, a medio camino entre Laúr y Circania, se encuentran los Montes de la Niebla. Es una yerma extensión de unos setecientos kilómetros llena de montículos que se suceden entre pestilentes ciénagas plagadas de insectos capaces de causar todo tipo de enfermedades. Al ponerse el sol, los montes se cubren de una niebla espesa, excepto por sus cimas. Unos dicen que es porque la humedad se condensa entre los cerros como un mar fantasmal, otros que hay algo o alguien que hace que surja cada noche: un poderoso hechicero no muerto tal vez, una criatura salida de las profundidades de la tierra... nadie lo sabe.

Sea cual sea su origen, lo que de verdad preocupa a las gentes que han de atravesar este peligroso lugar no es la niebla, sino lo que mora en ella. Una vez el sol se pone, extrañas criaturas emergen de nadie sabe dónde para atrapar a los incautos transeúntes o a los comerciantes que, tomando esta ruta como forma más rápida de llegar de Laúr a Circania y ahorrar tiempo y dinero, se ven sorprendidos por la noche a la intemperie. Nadie vuelve a saber de ellos.

Cansados de tener que rodear los montes para ir de una ciudad a la otra, se construyeron tres refugios, uno para cada noche que se necesita para atravesar los montes a pie. Así, los viajeros se pueden resguardar tras las fortificadas puertas con la llegada del atardecer y partir con la salida del primer rayo de luz para llegar al siguiente refugio. Desde entonces, ya hace cinco mesanas, es seguro atravesar los montes utilizando los refugios que los exploradores de la Orden de la Bellota Roja mantienen en condiciones adecuadas. Las criaturas de la niebla nunca los han atacado ya que, excavados en los cerros como están y protegidos por triples puertas de la mejor madera de roble anciano, no parece muy verosímil que puedan entrar.

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