Cinco estrellas

Úrsula entretiene a su bebé con la canción que todas las madres tararean a sus niños en Circania. Echa de menos su ciudad natal, pero sabe que entre los muros del Templo de la Llama Eterna su hijo está a salvo. Mueve la mano al compás de la melodía y va ocultando los dedos cada vez que una de las estrellas se desvanece entre los versos.
El pequeño Arkzadhel, ajeno al revuelo que causa dondequiera que va, devora con sus grandes ojos color turquesa cada una de las palabras y gestos de su madre.
Cinco estrellas de cinco puntas
se reunieron en la cúpula del mundo.
Su luz refulgió en la oscuridad
cuando las atraparon en un susurro.

Cinco estrellas de plateadas puntas
vagaron sobre nubes iluminadas.
Una se convirtió en estrella fugaz,
cayendo sobre un campo de espigas doradas.

Cuatro estrellas enredadas
fluyeron por un turbulento río.
Una se perdió en las aguas,
quedando entonces sólo un trío.

EstrellasTres estrellas intranquilas
escucharon en el aire una canción.
Una se quedó dormida
y del sueño jamás despertó.

Dos estrellas asustadas
bailaron para no apagarse.
Una relampagueó en el aire,
la otra corrió para no quemarse.

Una estrella solitaria
reflejó entonces un dilema:
formar toda una corona
con una única gema.

El lucero se puso a llorar
porque no sabía qué hacer.
Si no hallaba la respuesta
su brillo moriría al amanecer...

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